ANABEL VALENCIA recoge los frutos de su legado en el Festival de Jerez

La cantaora lebrijana brilla con luz propia acompañada de la guitarra de Curro Vargas y la percusión de Luis de Perikín

La cantaora lebrijana Anabel Valencia presentó su recital acordándose de El Chozas. Un cantaor nacido en Lebrija y, sin embargo, conocido por muchos aficionados como El Chozas de Jerez. Perteneciente a ese territorio tangencial que limitan dos mundos que se parecen pero que no son iguales como son, hablando de cante, Lebrija y Jerez. Juan  Vargas El Chozas habitó en ese terreno común que son las gañanías, que son las familias gitanas que se entrelazan, los mismos apellidos y un compás diferente.

Anabel Valencia se consagró en la noche del sábado, 26 de febrero, en el Festival de Jerez, como digna embajadora de estas tierras flamencas. Y a su vez, se distanció para reivindicar el cante de las familias gitanas de Lebrija, el legado de El Chozas y muchos otros y otras gitanas que, sin ser profesionales, han sabido distinguir el sabor de un compás más pausado, más profundo, más trascendente, que se impuso en la noche jerezana. Anabel Valencia pese a su juventud, recoge ya los frutos de su trabajo y de su legado, poniendo el cante de Lebrija por bandera en el corazón bodeguero de la ciudad jerezana.

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Anabel Valencia presenta Frutos de mi Voz ©Tamara Pastora/Festival de Jerez 2022

La cantaora encara ya el recital con una soleá sobria y grave que nos confirma que la fuente prevalece. Como dice la letra, Anabel Valencia lleva el cante desde el vientre de su madre y transmite de forma directa todos sus tormentos. En la malagueña se duele más si cabe y coloca sus manos en cruz sobre sus pechos como una auténtica dolorosa. Le acompaña su estampa y esa sensación de jugárselo todo sobre el escenario. Unas alegrías poderosas nos traen el alivio, haciéndose acompañar del compás y las palmas de su hermano Juan Diego Valencia, junto a Javi Peña y Cantarote, así como la acertada percusión y algunas que otras aportaciones de Luis de Perikín.

La guitarra de acompañamiento de Curro Vargas se hace protagonista con unos fandangos instrumentales en el medio del recital que le dan tiempo a Anabel Valencia para cambiarse de traje. Vuelve con unos tientos que en vez de tangos finalizan con una especie de zambra más exótica que le da personalidad y belleza a la pieza. Anabel Valencia ha incluido una ranchera en su repertorio que trae al territorio flamenco sin ojana.

Le dedica la seguiriya a su hermano que es parte de ella, en presencia de sus padres que se encontraban entre el público entregado. Una seguiriya que sigue estando en ese territorio común y privilegiado del cante gitano y que Anabel Valencia ejecuta con belleza abrasadora y un macho de los que cuesta recuperarse. En las bulerías un poquito por Lebrija, con compás arromanzado, y mucho de ese cante que domina a la perfección y que pasea por las tablas, ya descalza y entregada, para encumbrarse en una de las cimas más altas del panorama flamenco que es el Festival de Jerez.

FOTOGRAFÍAS cedidas pro el Festival de Jerez

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Anabel Valencia presenta Frutos de mi Voz ©Tamara Pastora/Festival de Jerez 2022


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Anabel Valencia presenta Frutos de mi Voz ©Tamara Pastora/Festival de Jerez 2022


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Anabel Valencia presenta Frutos de mi Voz ©Tamara Pastora/Festival de Jerez 2022


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Anabel Valencia presenta Frutos de mi Voz ©Tamara Pastora/Festival de Jerez 2022


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Anabel Valencia presenta Frutos de mi Voz ©Tamara Pastora/Festival de Jerez 2022

Sobre Araceli Pardal

Periodista. Vivo en Lebrija.
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