La Caravana de Gitanos puso en pie y a corear la Plaza del Mantillo abarrotada hasta en los balcones

El recuerdo a La Perrata y las palabras a Pedro Peña protagonizaron los espectáculos de Pedro María Peña y Dorantes en el cierre de la 56 Caracolá

Se trata de una familia muy especial. Llevan la carga del flamenco en cada una de las generaciones. La exigencia del flamenco y también la dulzura y la sensibilidad. El sábado 17 de julio recibía el patriarca Pedro Peña Fernández el Caracol de Oro, y le honraban sus dos hijos con sendos espectáculos: Pedro María Peña a la guitarra y Dorantes al piano.

Comenzó la guitarra sola, concertista, flamenca y clásica a la vez, con Nano Peña y Manuel Moreno a la percusión, acompañada en momentos por la viola de Ana Moreno. El nieto del homenajeado, Pedrito Peña, hizo unas letritas de su bisabuela Perrata y empezó a marcar el epicentro de la noche por bulerías de Lebrija. Con Vicente Peña Romaní a las palmas y jaleos.

La tía Inés Bacán apareció en escena envuelta en mantón bordado y por seguiriyas le dio la vuelta al escenario. No se puede cantar mejor ni más profundo que Inés acordándose de sus antepasados y buscándose en el interior. Todos juntos rememoraron la Caravana de Gitanos de María Fernández La Perrata y el público correspondió como un resorte, en pie y coreando los estribillos. Y es que había en el patio de butacas decenas y decenas de amigos íntimos de la familia Peña, muchos que escucharon en vida a La Perrata, que han convivido en fiestas con esta familia de gitanos que han transmitido el respeto al flamenco a todos los que se han cruzado en su camino. Fue sin duda el momento mágico de la 56 edición de la Caracolá.

Y tras el acto homenaje, su segundo hijo, David Peña Dorantes, visiblemente emocionado, con unas palabritas a su padre, “mi brújula”, y a su madre, “la estrella del norte que guía mi camino”. Dorantes hizo varias piezas de su espectáculo Identidad, que estrenó en la Bienal de Sevilla, sin que nadie se moviera en el patio de butacas. La luna lo acompañaba y su música, mitad ancestros, mitad vanguardia, envolvió la plaza en sus cuatro costados. Una Caracolá sin fin de fiestas, pero con la sensibilidad a flor de piel.

Reportaje de fotos de ARACELI PARDAL

 

Sobre Araceli Pardal

Periodista. Vivo en Lebrija.
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