CAMARÓN VIVE / 25 Años. Mito, leyenda y revolución

Una exposición del Instituto Andaluz de Flamenco recuerda cinco aspectos fundamentales de la vida de Camarón

CAMARÓN Y PACO DE LUCÍA

Como un niño solo en invierno

En el ecuador de los años 60, José Monge ya se buscaba la vida por Madrid, cuando la campana de su voz redoblaba en el tablao de Torres Bermejas. Atrás quedaban sus primeras giras en compañías de baile, su primera grabación con Antonio Arenas. Fue en esa época cuando le conoció Paco de Lucía, que siempre vio a su amigo como “un espíritu libre” per, al mismo tiempo percibía en él una cierta sensación de fragilidad: “Te daban ganas de protegerlo porque lo veías perdido, como un niño solo en invierno”.

Paco de Lucía: “Camarón es un hombre con una magia sin fronteras”.

“Camarón y Paco fueron nuestros Lennon y McCartney”, asegura Juan José Téllez. En una década que cambiaría para siempre las costumbres del mundo y de la música, Paco y José viajarían juntos desde Alemania a Brasil, pero sobre todo emprendieron un viaje en el que uno y otro lograron cambiar para siempre la apariencia del flamenco, sin perder el semblante de la tradición. Jamás traicionaron al jondo. Lo rejuvenecieron.

Una hermandad de sangre

Camarón y Paco no solo grabaron nueve jóvenes discos de vértigo entre 1969 y 19777, en los que crearon La Canastera, un nuevo estilo flamenco. Ni tan solo siguieron lealmente unidos desde “Como el agua” a “Potro de rabia y miel”. Ambos habían sellado una hermandad de sangre: “A los demás cantaores, si las has tocado tres veces ya puedes acompañarlos con el piloto automático –escribió Paco de Lucía-. A Camarón no, lo que más me gustaba de él era que nunca podías relajarte porque te sorprendía”.

PASIÓN POR EL TOREO

José Monge, Camarón de la Isla: “Soñar el flamenco es aún más hermoso que torear”.

De no haber sido cantaor, Camarón hubiera sido torero. De niño, jugaba a ser maletilla por los tentaderos, incluso participó en festivales hasta que un morlaco le revoleó: “Me dieron una ocasión / de salir a torear / se me quitó la afición”, evocaba Carlos Lencero. Dedicó unas bulerías, “Arte y Majestad”, a su admirado amigo Curro Romero: “Lo de Curro –decía- es lo que yo entiendo por torero bueno. Le he visto cuajar faenas de arte total, jugárselo todo cuando se tercian las cosas y no prestarse a apaños cuando se atraviesan. El mismo sentimiento y la misma verdad que yo busco en el cante”.

Curro Romero: “José quiso ser torero, pero tenía mucha jindama”.

Veneraba a Curro, pero fue amigo de Paula, de Manzanares, y en los albores, de El Cordobés. Camarón jugaba a torear, quizás como un sueño de aventura, o como una ilusión con la que espantar su pobreza. Así exploraba los claros de La Medallona o, junto a su amigo Manuel el del lunar, convencía al apoderado Antonio Caraballo para que le dejase ensayar con los capotes del novillero de la Isla, Felipe Romero. A 19 de octubre de 1975, figuró en un cartel, junto con Miguel Mateo Miguelín, Curro Romero, José Antonio Galán, Juan Jiménez y Alfonso Galán. No volvió a pisar los ruedos más que para cantar.

LA CHISPA DE CAMARÓN

“De chiquitita yo era mu menúa, mu chica, y no me estaba quieta, y cariñosamente me pusieron de apodo La Chispa, la Chispita. Pero tengo mucha fuerza, aunque otra mucha la perdí después de que José la perdiera y solo me queda la fuerza necesaria para hacer justicia con él y que de verdad sea reconocido mi marido como lo que fue”, Dolores Montoya “La Chispa”.

José Monge, Camarón de la Isla: “Existe una luna y solo la tengo yo y con La Chispa tengo dos”.

“Yo no quiero, pero es inevitable. Pasan los coches y va cantando él. Entro en un bar y está él puesto de música. En la tele, cuando menos lo espero, sale cantando… A veces mis hijos lo ponen en casa y, al rato lo tienen que quitar porque me cambia la cara. No era un cantaor en casa, no cantaba a los niños para dormir ni eso, pero siempre estaba estudiando sus cantes con los cascos puestos”, Dolores Montoya “La Chispa”.

LEYENDA MUSICAL

La leyenda del tiempo, una revolución para el flamenco

Recuerda Ricardo Pachón, productor musical de dicha grabación, que “los gitanos viejos iban a las tiendas a dovolver el disco diciendo que ese no era Camarón. Luego ha sido calificado en “Rock de Luxe” como el mejor álbum de pop de los últimos 25 años, después de “Veneno”. Con La Leyenda, José Monge Cruz le dio permiso a su tribu para que se desmadraran con el arte”.

José Monge, Camarón de la Isla: “Qué cosa más rara, Tomatito, cuando yo lo grabe verás que bien suena”.

José Monge, Camarón de la Isla: “La pueraza no se puede perder nunca cuando uno la lleva de verdad”.

Tras un primer disco con Antonio Arena, en 1969 inicia la grabación de 9 álbumes históricos, con la colaboración especial de Paco de Lucía. Camarón sentó ahí las bases de una renovación del lenguaje musical del flamenco, partiendo de las raíces. En 1979, con el disco “La Leyenda del tiempo”, producido por Ricardo Pachón, con Tomatito a la guitarra y un elenco de músicos de excepción, no solo abrirá las puertas a otro público, sino a un nuevo sentido del jondo y de la música popular en España. Hasta “Potro de rabia y miel”, todo en él será ya legendario.

CAMARÓN Y LA GUITARRA

Camarón recordaba que, en una fiesta en Jerez, paco de Lucía y Paco Cepero se negaban en broma a tocarle la guitarra y él mismo terminó haciéndolo, ante la sorpresa de dos de sus grandes tocaores, junto con Ramón de Algeciras y Tomatito. Camarón también interpretó otros instrumentos de cuerda como el sitar o la mandolina. Hoy sus familiares guardan un gran tesoro: una colección única de más de cien guitarras que Camarón atesoraba celosamente. Sonantas con historia, incluso una Torres, de valor incalculable, que le regalaron en un cumpleaños.

José Fernández, Tomatito: “Tengo guardada con mucho cariño la guitarra con la que tocaba Camarón”.

Un guitarrista, Antonio Arenas, le empujó a tocar. Otro, Paco de Lucía, le acompañó hasta su último aliento. Y otro, Tomatito, se convirtió en su fiel compañero de aventuras. Pero Camarón de la Isla fue guitarrista antes que cantaor y dice que fue un grande en el toque por bulerías. A pesar de no ser un guitarrista de excepción, tenía una gracia en el toque, un saber pulsar las cuerdas con tanta finura y duende, que le hacían ser muy solicitado en sus principios.

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2 Comments

  1. Israeljimenezjimenez

    Seria posible konseguir todas fotos dela exposicion

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