El XIV Ciclo “Flamenco y Mosto” programa en Trebujena voces de muy diferentes registros en el mes de noviembre
El flamenco deja, de vez en cuando, tiempo para la dulzura. Rancapino Hijo nos hizo pasar, la noche del viernes 4 de noviembre,un rato agradable, disfrutando de su cante en la Peña Flamenca “La Trilla” de Trebujena. Con los primeros fríos y los primeros mostos, acompañado de la guitarra de Antonio Higuero y arropado por las palmas de José Vargas “Kilito” y José Carrasco de Lebrija.
Se templó por malagueñas y no dejó lo mejor para el final, porque con la soleá tocó techo. Sabe de cante y sabe cantar. Controla la melosidad propia de los cantes de Cádiz y añade la sal necesaria, un poco de sal para conseguir el pellizco. Cierra el primer tiempo por alegrías, todo muy medido y controlado y en la segunda parte promete.
Rancapino canta unos tangos populares con gancho y desemboca en las bulerías. El almíbar llegó con los fandangos. Invita a cantar, en un gesto noble y generoso al Caracolillo de Cádiz, y el mano a mano final levanta al público en pie.
Se dice que un metal puede ser dulce cuando está libre de impurezas. Rancapino Hijo canta puro y está en primera fila de los cantaores de su generación. Tiene un estilo suave y meloso que nos acerca a la ternura que, también, puede tener el cante gitano y flamenco.
El próximo viernes, 11 de noviembre, la Peña “La Trilla” cambia de registro y nos trae el cante de Laura Vital y de Rubio de Pruna. Felicidades por la programación.